Tenía días que solo escuchaba tu susurro,
solo momentos sintiéndote respirando sobre mi cabello.
Como imán se atraía inmediatamente mi piel a tu presencia.
Te disfruté, me recosté a tu pecho y me abrazó tu tierno regazo de padre;
tus ojos de amigo incondicional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario