jueves, 13 de octubre de 2011

Promesas rota

Si existe algo en lo que creo mucho es en las palabras y en como estas son capaces de cambiar para bien o para mal una situación. 

Es como que un padre sepa lo que su hijo quiere de navidad, le promete que intentará hacer su mejor esfuerzo para hacer eso realidad, hasta hace esto su meta del año. Le recuerda al niño que a final de año tendrá eso tan anhelado en sus manos y este niño es capaz de cambiar su comportamiento, sus notas, todo con tal de que nunca le nieguen lo que le fue prometido. Entonces empieza a llegar diciembre y el niño se queda expectante de su regalo prometido y empieza a preguntar el status de su regalo. Su padre ya no muestra la misma cara de entusiasmo pues en el proceso del año sus prioridades han cambiado y empieza a decirle al niño o a demostrarle que su regalo está EN PELIGRO de no llegar. Pero el niño, aún bajo la esperanza necia continúa en espera de que podrá tener lo que le fue prometido y con lo que tanto soñó. Llega diciembre y todo menos su regalo llega a estar debajo del arbolito...

Es decepcionante, es triste, te desilusiona, te quita el apetito o te llena de ansiedades, empiezas a ver qué fue aquello que NO hiciste que pudo haber provocado el incumplimiento de aquellas palabras una vez dichas.

Tengamos mucho cuidado cuando prometamos servir, amar, colaborar, hacer o dar pues al final puede que dejes a muchas personas esperando algo que nunca llegará. A veces debemos aprender a callar en lugar de decorar con sílabas y acentos los momentos o circunstancias que nos rodean.

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