viernes, 25 de febrero de 2011


Cuando decidimos enmudecer ante la realidad que nos rodea, se nos olvida que existen otros ojos moribundos y almas hambrientas que desean ver la gracia de Dios.

No todos somos llamados de la misma forma, no todos tenemos el mismo ministerio, ni mucho menos la misma manera de predicar el evangelio. Pero ESO es lo que hace la hermosa diversidad en todo lo que hacemos.

Nunca desees ser como Dante, Barrientos o Rick Warren. Eres único e irrepetible, una obra original destinada para un fin en especial. 

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